Les presentamos nuestra última adquisición. El libro de recetas “Macarons, un postre delicioso y chic” de Annie Rigg.
Ha sido un estupendo regalo de nuestro amigo Ricardo. Y la verdad que ha acertado. Ya que nos va a tener entretenidas un buen tiempo, porque se dice que son realmente difíciles de hacer. Pero no se preocupen, que en cuanto los tengamos se los mostraremos. Por ahora les dejamos estas imágenes.
El macaron es un pastelito tradicional francés hecho de clara de huevo, almendra molida, azúcar glas y azúcar. El dulce procede del siglo XVIII, surgiendo del horno del pastelero de la corte francesa como cúpulas redondas con base plana parecidas a merengues. Los macarons se hacen de una amplia variedad de sabores, según la confitería y la época del año.
Al principio este dulce constaba de una única cara. Si bien lo cita el insigne Rabelais, su origen sigue siendo un misterio. Sin embargo, numerosas ciudades pretenden que nació dentro de sus muros y múltiples leyendas se crearon alrededor de este dulce a base de almendra, azúcar y clara de huevo, crujiente por fuera y blando por dentro.
El macaron popular en la actualidad es el macaron Gerbert, creado en los años 1880 en el barrio parisino de Beleville. A continuación, se dio a conocer al público gracias a dos establecimientos del Barrio Latino de París: el salón de té Pons, que ahora ya no existe, y la famosa casa Ladurée, que les daba un tono pastel u otro para diferenciarlos en función de su sabor.
(Wiki)
Al principio este dulce constaba de una única cara. Si bien lo cita el insigne Rabelais, su origen sigue siendo un misterio. Sin embargo, numerosas ciudades pretenden que nació dentro de sus muros y múltiples leyendas se crearon alrededor de este dulce a base de almendra, azúcar y clara de huevo, crujiente por fuera y blando por dentro.
El macaron popular en la actualidad es el macaron Gerbert, creado en los años 1880 en el barrio parisino de Beleville. A continuación, se dio a conocer al público gracias a dos establecimientos del Barrio Latino de París: el salón de té Pons, que ahora ya no existe, y la famosa casa Ladurée, que les daba un tono pastel u otro para diferenciarlos en función de su sabor.
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